Análisis de la Apología
de Sócrates
La historia consiste en una narración, a través de diálogos,
de la comparecencia del filósofo Sócrates ante los tribunales atenienses, al
enfrentar diversas acusaciones. La Apología es una obra donde Platón, alumno de
Sócrates, busca transmitir mediante la representación de los diálogos, que su
propio maestro supuestamente sostuvo en su defensa, las bases de la filosofía,
la argumentación y la mayéutica que dominaba su mentor.
Al comienzo, Sócrates plantea ante la audiencia y los jueces
la forma en que procederá verbalmente; sostiene que no usará la retórica para
convencer a los oyentes de que es inocente, sino que simplemente dirá la
verdad. Desde este planteamiento y consecuentemente, Sócrates trata de
distinguir su doctrina personal de la de los sofistas, a quienes considera
maestros de la oratoria, más no de la verdad; y que además cobran por sus
enseñanzas mientras él no lo hace.
Posteriormente, el protagonista explica sobre su misión
vitalicia de buscar alguien más sabio que él, al negarse a aceptar la acepción
del oráculo de Delfos. De aquí se desencadena el sentido de vida de Sócrates,
quien se dedica a cuestionar a quienes dicen ser sabios, sobre todo a los
políticos, poetas y artistas; así, como consecuencia, contrae grandes
enemistades.
A continuación, los diálogos confrontan directamente a
Sócrates con Meleto, quien acusa al protagonista de corromper a los jóvenes y
de creer en divinidades nuevas, no el los dioses de la polis. Lo que prosigue
es bastante interesante porque demuestra al lector la forma maestra de
argumentación socrática; el gran filósofo hace ver claramente que Meleto está
equivocado sólo a través del análisis lógico de los argumentos del acusador,
casi sin aludir a concepciones propias. Por ejemplo, Sócrates demuestra la
incoherencia de la acusación referente a las divinidades al explicar que
aquellas provienen de los dioses, y que sería imposible creer en algo sin antes
considerar la concreta existencia de los que le precede.
A pesar de la argumentación de Sócrates, que ante la
situación podría tomarse como un ejemplo de lógica y de argumentación jurídica,
él mismo comienza a mostrar un tono de aceptación de la pena de muerte
subsecuentemente. Él explica al jurado y a la audiencia que no teme a la
muerte, porque temer a la muerte es temer a algo que no se conoce, asimilar una
falsa sabiduría. También dice no temer a la muerte porque de nada le servirá
vivir si tiene que renunciar a sus convicciones filosóficas, si tiene que dejar
de predicar la enseñanza referente a dar prioridad al perfeccionamiento del
alma individual antes de las cosas frívolas.
En cuanto a la clasificación de argumentos, aquellos que
predominan son los dialécticos debido a que Sócrates se enfoca en demostrar
lógicamente que las acusaciones en su contra están mal sustentadas; como
ejemplo también se puede citar la mencionada acusación de que el protagonista
no creía en los dioses de la Polis, sino en otras divinidades. Los argumentos
apodícticos no son observables debido a la naturaleza de la acción jurídica en
la acusación; es decir, que el Derecho oral y consuetudinario que tenían los
atenienses, según se aprecia en la obra, no permitía citar fuentes jurídicas
como actualmente los códigos y las leyes, sino fiarse en la verdad y la moral. Y
por último, hay argumentos retóricos presentes, como el hecho de que Sócrates
mencione que es “pobre” al no cobrar por sus enseñanzas, pero tampoco abundan
porque el filósofo se empeña en no tratar de convencer al jurado de absolverlo
a través de apelaciones sentimentales, sino mediante la verdad.
Es difícil comprender la decisión final del jurado.
Personalmente apoyaría a Sócrates por haber demostrado dialécticamente que no
era culpable de las acusaciones imputadas. Sin embargo, existe en ciertos
momentos un tono considerablemente arrogante, por parte de Sócrates, que pudo
haber irritado al jurado y sentenciado su vida, ya que no fue como aquellos que
ruegan por su vida, apelando a los sentimientos, durante el juicio. No
obstante, considero que la justicia debe ser objetiva e imparcial y que el
filósofo debió haber sido absuelto al tomar en cuenta la falsedad de las
acusaciones únicamente.
Finalmente, se puede comprender a la Apología de Sócrates
como un invaluable ejemplo ideológico y argumentativo de la Antigua Grecia. Nos
da a entender la importancia de la virtud espiritual, de la sabiduría y sus
limitaciones, de la argumentación lógica, de la convicción, así como de muchos
otros principios de la vida misma.